Hans Christian Andersen: La Reina de las Nieves.
Un genio travieso fabricó un espejo que empequeñecía lo bueno y resaltaba lo malo de cualquier objeto que se reflejase en él.
Un día, el espejo se rompió en millones de pedazos pequeñitos que se desperdigaron por todo el mundo metiéndose en los ojos de las personas como Kay, un niño que fue arrastrao fuera de la ciudad por un enorme trineo blanco, el trineo de la Reina de las Nieves.